top of page

Compañera de celda o no, La belleza de este día inventa un lenguaje. Un lenguaje que genera extrañamiento y, a la misma vez, un espacio cálido en el cual quedarse leyendo y releyendo sus versos.

Verónica escribe y describe una cotidianidad conocida pero no; ahí está la magia. La primera vez que leí La belleza de este día marqué páginas para volver a ellas. Volví inmediatamente, volví después y cada vez me encontré con algo distinto. Las palabras están tan cuidadas que podemos llegar a pensar que, de repente, las pusimos ahí nosotras/os sin querer: no se nos había ocurrido antes decir eso de esa manera. El título nos sugiere quizás algo, la tapa nos sugiere quizás algo, el interior deja de ser sugerencia: es lo que está ahí, en nuestra mano pero no nombramos. No así. Y, de nuevo, ahí está la magia.

La enfermedad, las flores y la duda: ¿fuiste gato, polen o parte de la familia? De repente yo tampoco sé lo que fue, pero claramente está ahí y es pensado de vez en cuando.

Un libro de poesía intenso, denunciante, que libera un grito que disfruté reconocer y estoy segura que cada lectora/lector disfrutará también. No puedo mentir: de ahora en más quiero describirme como un licuado de fruta y fiebre.

Lena Diaz Pérez

Muñeca_lee.jpeg

La belleza

de este día

O en estos puntos de venta en Argentina

bottom of page